viernes, 11 de agosto de 2017

TACNA EN LAS CONMEMORACIONES DEL CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE (1910) Y PERÚ (1921)

Por: Florentino Arpa Calachua[1]
Introducción
Terminada la Guerra del Pacífico, el territorio de Tarapacá quedó definitivamente bajo el control chileno y los territorios de Tacna y Arica ocupados por un periodo de 10 años (Tratado de Paz de Ancón, 1883), hasta la aplicación de un plebiscito, que permitirían determinar su situación final. Esta ocupación territorial se dio desde 1979 hasta 1929, año de la entrega de Tacna al Perú. Muchas situaciones tuvo que enfrentar el pueblo peruano que vivió bajo el control de los chilenos. En este periodo dos acontecimientos conmemorativos se desarrollaron; los centenarios de independencia tanto de Chile como del Perú. Resulta difícil imaginar cómo se vivió las festividades de los centenarios en Tacna. En el año 1910 Chile, el país que retenía a Tacna y Arica, conmemoraba su centenario y en 1921 el Perú, país que las reclamaba como suyas, también celebraba su centenario de independencia; ambos países desplegaron una serie de actividades para las festividades, pero, ¿cómo actuaron los políticos y la población tacneña y ariqueña en ambas celebraciones?, en este artículo intentaremos responder a dicha interrogante. Conocedores del sentir patriótico de los tacneños, ambas situaciones habrán resultado totalmente incómodas. La primera, por el repudio al proceso de chilenización; y la segunda, por la añoranza de retorno al regazo patrio.
Tacna y el centenario de la independencia de Chile (1910)
El contexto en el que se desarrolló la festividad del centenario de Chile, estuvo marcado por una fuerte política de chilenización, que tenía como objetivo mantener una fuerte presencia del Estado chileno en vísperas de un plebiscito que nunca se realizaría. Algunas de las medidas chilenas fueron: “facilitar el arraigo de familias en la zona; formar núcleos de población de habitantes chilenos en que predomina el elemento peruano; proteger a los comerciantes para que puedan establecerse y recojan los beneficios que reciben los peruanos con los gastos del elemento chileno. Consiste también en apoyar a los industriales para llevar adelante estudios sobre irrigación y ayudar a la iniciativa privada; ofrecer a los empleados públicos buenas remuneraciones para tener un personal idóneo y serio que prestigie la administración chilena y se arraigue con aquel aliciente” (Díaz & Pizarro, 2005). Estas medidas políticas intentaron cambiar la mentalidad de los peruanos, a través de una serie de mejoras en los servicios y la administración pública. Asimismo resurge el espíritu del 79 en la población chilena, que buscaba “finiquitar la cuestión” (Díaz & Pizarro, 2005). Situación que originaría el surgimiento de la “Sociedad Gran Unión Marítima Patriótica de Arica” (1910) cuyo objetivo era contribuir con las autoridades en la efectividad de la influencia y predominio  chilenos.
En las vísperas del centenario de la independencia chilena, las relaciones diplomáticas se encontraban tensas, debido a dos acontecimiento específicos. El primero ocurrió en el año 1909, cuando Chile intentó homenajear en Lima a los peruanos caídos durante la Guerra del Pacífico, entregando una corona de bronce, lo que provocó el rechazo del gobierno peruano, ese hecho es conocido como el “incidente de la corona”. El otro incidente ocurrió en 1910, fue la expulsión de los curas peruanos residentes en Tacna y Arica, que fueron acusados de difundir un sentimiento antichileno en los territorios ocupados. La respuesta frente a las tensiones diplomáticas fue el retiro inmediato de la Legación peruana en las festividades del centenario de la independencia de Chile.
En 1910, la República de Chile celebró el centenario de su independencia de la metrópoli española, sin mayores contratiempos. El diario “El Ferrocarril” de Arica dio cuenta de lo ocurrido los días de setiembre: “comenzó el júbilo popular; las ramadas del Parque Municipal atrajeron la mayor concurrencia. La ciudad estuvo embanderada profusamente desde el día 16 i el vecindario vistió sus mejores galas. A las nueve y media del día 18 de Septiembre, el padre Gregorio ofició la misa de campaña en el atrio de la Aduana; al terminar la misa el padre Gregorio pronunció un discurso patriótico, brillante improvisación que arrancó aplausos entusiastas i vítores a la patria. A las 11 A. M. comenzó el desfile, después del mediodía se llevaron a cabo los juegos populares. El día 19 despertó Arica a los acordes del Himno Patrio ejecutado por el orfeón de policía que recorrió las principales calles de la ciudad” (Díaz & Pizarro, 2005). Pobladores chilenos de la época concuerdan en señalar que las festividades eran llevadas a cabo sin ningún problema por los chilenos, mientras que las festividades de los peruanos fueron totalmente prohibidas y en algunos casos estos se realizaban en estricto privado (Díaz & Pizarro, 2005).
Tacna y el centenario de la independencia del Perú (1921)
El 22 de febrero de 1919, Leguía, en un discurso electoral en el Club Unión, señaló tener la fórmula para reivindicar a las provincias de Tacna, Arica y Tarapacá (Basadre, 2013, pág. 79). Esta promesa electoral dio un giro a las relaciones diplomáticas entre Perú y Chile, en las vísperas del plebiscito. En 1920, Leguía, ya en el poder, se negó a recibir a la misión chilena Puga Borne, que tenía como objetivo discutir las bases de un acuerdo sobre la situación de Tacna y Arica.
En las conmemoraciones del centenario peruano, en 1921, la delegación chilena tampoco estuvo presente. La ausencia se debió a las tensiones diplomáticas iniciadas el año anterior. El presidente Leguía explicaba de la siguiente manera esta situación: “Hemos exceptuado – dice- la invitación del pueblo que hace cuarenta años, rompió las tradiciones de fraternidad de las Américas, enarbolando el pendón de la conquista en el continente sin que hasta la fecha haya dado pruebas de arrepentimiento(Diario "El Pacífico", 1921). La evidente ruptura de las relaciones diplomáticas entre Perú y Chile, se pueden observar en el discurso del centenario de la independencia.
Al parecer, el hecho de no haber sido invitado por el Perú a las conmemoraciones del centenario, generaron cierta incomodidad a los chilenos residentes en Tacna y Arica, de tal manera que se pronunciaron y solicitaron al presidente Chileno Arturo Alessandri que se declarara feriado el 28 de julio, ya que este hecho era más chileno que peruano. “Los peruanos – dice el Ferrocarril- no nos han invitado a sus fiestas y han prescindido de nosotros. Pero a nuestra ves nosotros no tenemos por qué dejar de conmemorar un aniversario que pertenece más a Chile que al  Perú y que constituye una de las muestras más puras y legitimas glorias(Diario "El Pacifico", 1921). Para la concreción de esta idea presentaron un telegrama para la adhesión a los pobladores chilenos. De igual forma se puede leer en el editorial “cien años después…”lo siguiente: “No hemos podido concurrir a las festividades que celebra un pueblo que nos debe su libertad y el cual siempre ha sido ingrato para con nosotros los chilenos (Diario "El Pacífico", 1921). La idea de la independencia concedida, fue marcada en el colectivo chileno, de tal manera que la idea de que los peruanos somos independientes gracias a los chilenos, se divulgó ampliamente.
Tacna camino al bicentenario de la independencia del Perú (2021)
En 1921, le correspondió realizar los preparativos y celebraciones del centenario de la independencia al gobierno de Augusto B. Leguía; y en el 2021 le corresponde al presidente Pedro Pablo Kuczynski, asumir dicha responsabilidad. Cuatro años nos separan para llegar al 2021, hasta el momento un tibio anuncio de actividades conmemorativas fueron expresadas, y al igual que ayer, estas se concentrarán, posiblemente, en actividades festivas, donde las autoridades y los invitados se servirán de las exquisiteces de la gastronomía mundial, donde se dirá que el Perú avanza y todo se encuentra de maravillas, tal como ocurrió en el gobierno de Leguía.   Pero ¿es eso lo que realmente queremos los peruanos en general y los tacneños en particular? Los peruanos demandamos de este bicentenario un franqueamiento de lo avanzado y lo que nos falta por avanzar, una serie de proyectos que ya debieron iniciarse para darnos la seguridad del avance y progreso: un debate nacional sobre nuestro futuro después de este bicentenario. Asimismo los tacneños demandamos un mayor interés por parte del gobierno central y el desarrollo de una verdadera política de frontera, que permita el progreso de la región. Los revanchismos y los chauvinismos deben ceder el paso a la integración y al desarrollo, en la búsqueda del bienestar de la población tacneña.
Conclusión
Las conmemoraciones por la independencia desarrolladas por los países de Chile y Perú, tuvieron una connotación significativa en Tacna y Arica, ya que estos territorios estuvieron ocupados por Chile. En el centenario de Chile, las relaciones diplomáticas fueron tensas, producto del proceso de chilenización, el “incidente de la corona” y la expulsión de los curas peruanos, lo que motivó la no participación de la delegación peruana en las conmemoraciones del centenario de Chile. En el centenario peruano, la continuidad del proceso de chilenización y la cercanía de la aplicación del plebiscito, generaron problemas diplomáticos, lo que llevó a que Chile no participara de las festividades del centenario de independencia peruana. En ambos casos la población sintió incomodidad en las celebraciones, los peruanos se vieron reprimidos en sus festividades de independencia y los chilenos, indignados por no ser parte de las festividades de la independencia del Perú. Las festividades del bicentenario se encuentran próximas y los escenarios políticos han cambiado sustancialmente, atrás deben quedar los sentimientos negativos y de represión, para dar paso a verdaderas actividades conmemorativas que nos permitan una profunda reflexión sobre Tacna y el Perú.

Bibliografía

Basadre, J. (2013). Historia de la República (1822-1933) T.14. Lima: El Comercio.
Diario "El Pacífico". (28 de julio de 1921). Los diarios de Santiago comentan el Mensaje del presidente del Perú. El centenario peruano.
Diario "El Pacifico". (27 de Julio de 1921). Una idea de "El Ferrocarril de Arica" sobre el centenario peruano.
Díaz Aguad, A., & Pizarro Pizarro, E. (18 de setiembre de 2005). Tacna y Arica en tiempos del centenario (1910). Obtenido de http://dialogoandino.cl/wp-content/uploads/2016/07/DA-24-2004-03.pdf
Tratado de Paz de Ancón. (20 de octubre de 1883). Obtenido de http://www.astro.puc.cl/~rparra/tools/ROCK_EDITIONS/tratado_de_ancon.pdf





[1] El autor es miembro del IESP. Actual docente de Historia NS, del Colegio de Alto Rendimiento de Tacna (COAR).

miércoles, 11 de enero de 2012

IDENTIDAD NACIONAL Y REGIONAL

Diversos analistas han señalado que el desarrollo histórico contemporáneo es el resultado de las tensiones entre la globalización y el tiempo-espacio fragmentado, en otros términos, en la tensión dialéctica dominación–dependencia que definen las conductas culturales, sociales y políticas actuales.

Es  conocimiento de todos que los Estados más fuertes imponen gustos, símbolos de prestigio, modas, tópicos ideológicos y morales, formas de vida y organización política sobre los países de menor desarrollo, y en otros casos, las potencias diseñan proyectos de dominación y control. Podemos señalar entonces que la afirmación de las identidades culturales es una respuesta anticolonial.

“El factor cultural y de conservación histórica de los propio ejerce un papel decisivo en toda lucha de resistencia”[i]

Actualmente toda la logística capitalista neoliberal tiende a disolver las iniciativas singulares y los valores diferentes de los pueblos, por esta razón la necesidad de encontrar las identidades, que tratan de preservar la memoria y rescatar los troncos comunes, con la idea errónea de que las diferencias son heredadas y no construidas, como si fueran de por si y no producto de una decisión colectiva creada por la modernidad, la cual modifica la memoria colectiva y las raíces, concentrándose en lo inmediato, en el corto plazo, ”en los último” y “más nuevo”.

La identidad de las comunidades se fundamenta en las hazañas pasadas recogidas por la tradición. La tradición, entonces, es histórica y cultural, presentada como la marca de la personalidad y el carácter  de los sujetos. La historia y las culturas idénticas a si mismas, es también acumulación y corrección continua, siempre renovable.

Las identidades pueden servir para defender la integridad del grupo, comunidad o nación, cuando estas se ven amenazadas por una potencia invasora, que es capaz de cambiar y alterar las tradiciones, valores y usos de la comunidad. En este caso surge la necesidad de afirmar la cultura y la integridad del grupo o nación, para defender y rechazar lo ajeno, invasor y dominador.

1.    El problema de la identidad nacional

Antes de abordar el tema de la identidad regional es necesario referirnos a la identidad nacional, porque la región Tacna es parte de un país y como tal presenta una problemática común  a todas las regiones del país.

Existen diferentes formas de abordar el problema  de la identidad nacional, en nuestro país se ha planteado lo siguiente sobre la identidad nacional: la primera respuesta señala la existencia  de  la identidad nacional remontándose a los tiempos  de la emancipación, recogiendo el legado patriótico de los libertadores, fundamentado en el liberalismo, sin embargo algunos autores señalan que está muy frágil y ha estado amenazada por la  frustración y el fracaso. Esta afirmación puede ser corroborada actualmente con las aspiraciones de Loreto y Puno, que han amenazado reiteradamente en querer formar estados independientes; otra respuesta es que la identidad existe como tendencia, que viene del pasado y se encamina hacia el futuro, es decir ésta se encuentra en construcción; la tercera respuesta niega la existencia de la identidad nacional, señalando que ésta (la identidad) es una especulación, ya que no existe un denominador común  de identidad y de un principio integrador; la cuarta respuesta señala que la identidad es una utopía andina, haciendo referencia a un retorno a lo andino, a su cultura ancestral.

“Pero la cuestión de la identidad cultural es esencialmente un falso problema y una cuestión erróneamente planteada”[ii]

Creemos que la identidad está en proceso de construcción, no porque no exista elementos fuertes de cohesión, sino porque “la identidad se proyecta, se crea, se desarrolla y se renueva; por ultimo se diluye en un mar de contradicciones para empezar de nuevo”[iii]. Creemos además, en la construcción de una identidad nacional integrando las diversas identidades regionales y particulares de nuestro país.

“El problema de la identidad nacional peruana, es un  falso problema, porque no existe una  nacionalidad peruana que nos pueda contener a todos los que habitamos este territorio de desconcertadas gentes. Somos apenas cohabitantes, vecinos forzados, compañeros de una circunstancia que no buscamos y no de un común destino” [iv]

Buscar en el Perú una sola identidad no es una solución a  los problemas que enfrentamos, lo que  debemos hacer  es buscar las identidades de las diversas regiones que conforman  este  Estado multinacional que  llamamos Perú.

2.    La  importancia  de la identidad  cultural regional

La cultura juega un papel importante en el desarrollo de un territorio, a tal punto que muchos pueblos y lugares en Europa y en A. Latina han apostado por una revalorización de la cultura, de la identidad (recreando incluso nuevas identidades culturales) y el patrimonio como eje de su propio desarrollo.

“El desarrollo local se ha convertido en el nuevo activador de las políticas de patrimonialización. Mientras la sociedad de los lugares se convierte en la sociedad de los flujos, parece como si los lugares se hayan involucrado en una obra de construcción identitaria, que privilegia la dimensión local o ciudadana por encima de las nacionales, estatales y globales. La identidad es el viejo territorio del patrimonio y no es de extrañar que entre los objetivos reconocidos por la mayor parte de actuaciones patrimoniales que se realizan en estos ámbitos, figure la (re) construcción de las identidades locales”[v]

Esta recreación o potenciación de la identidad, no sólo puede revivir, volver a poblar áreas rurales, despertar interés en una población apática, lograr cohesión social, sino que además puede desencadenar actividades económicas y con ello mejorar los ingresos y la calidad de vida de la colectividad.

Además de lo señalado anteriormente la identidad cultural regional permite consolidarnos como nación peruana discutiendo los alcances del multiculturalismo e interculturalidad. El primer remite a la convivencia respetuosa en un mismo espacio de personas identificadas con culturas distintas; y el segundo, plantea acciones de política que permitan el dialogo entre las culturas, su permanente interacción sin excluir el conflicto, aunque si el antagonismo.

 “Cometimos durante un tiempo el error de supervalorar lo que nos une en el Perú y el de subestimar los factores  de desintegración” [vi]

Si en realidad queremos encontrar y construir una verdadera identidad para Tacna no debemos negarnos a una total redefinición de la Tacna actual. Los que piensan actualmente que la identidad es la comunidad de raza, de sangre, de idioma, o de intereses económicos de su población están totalmente equivocados, pueden en un  espacio geográfico converger razas, idiomas, y sangres, pero entre ellos debe existir un norte en común que permita el desarrollo integral de la región.

“De todos modos no son una novedad en la historia la coexistencia sobre un mismo territorio de poblaciones de las más diversas procedencias” [vii]

Para Basadre, entonces, no eran ajenas las diferencias culturales existentes en una región, lo que si debemos tener en cuenta en la actualidad son los objetivos comunes como región, objetivos que nos permitan logra el tan ansiado desarrollo de Tacna.

3.    El nuevo entendimiento de la identidad regional tacneña

En los últimos años nos hemos encontrado con una contradicción sobre mantener la tradición o ingresar a la modernidad y desechar la tradición. Tacna como sociedad que  accede a la modernidad presenta serios cuestionamientos a la tradición, que es entendida como ideas, doctrinas, prácticas, rituales, costumbres, expresiones folklóricas que se conservan en un pueblo y son transmitidas de generación a generación por diversos medios y formas.

“La identidad cultural no es nunca, por consiguiente, algo fijo, sino un proceso y una historia pretérita, pero también futura. Las identidades están abiertas y no son nunca cerradas, son perpetua creación y modificación” [viii]

En este punto nos interrogamos si: ¿Es necesario mantener la herencia cultural de manera invariable? o ¿Debemos fundar nuestra identidad en la tradición andina o simplemente debemos desaparecerla?  La respuesta tal vez la podamos encontrar en el pensamiento filosófico de Karl Popper quien refiere que el apego a las costumbres, que motivan actitudes que no cuestionamos, es denominada como tradición no crítica; la ubicación frente a la tradición para rechazarla, aceptarla o vivir con ella luego de alguna forma de arreglo es denominada como tradición crítica.

“La identidad de los grupos y naciones no es nunca una entidad fija e inamovible que hubiera aparecido sin más, mágicamente, un buen día, para definir los rasgos centrales de un grupo o de una nación, sino que siempre los grupos, las naciones y culturas han estado y están sometidas a intensas influencias y mezclas. Todas las identidades culturales y nacionales son dinámicas y están en continua metamorfosis”[ix]

En este sentido si los tacneños asumimos la tradición no crítica nos colocaríamos como una sociedad que no reflexiona, falto de creatividad y  rutinaria, en los términos de Basadre seriamos los congelados.

“…la cuestión de la identidad cultural sostiene, sin confesarlo, la idea  de un fin de la historia, es decir, lleva implícita la noción de parálisis cristalización del propio movimiento histórico, de la propia aventura humana e histórica” [x]

De otro lado al asumir la tradición crítica nos acercaría a la modernidad, entendida como un  discurso racional y una actitud  mental, creando y recreando la cultura, permitiéndonos llegar a la modernización, la cual se entiende como el aumento de la productividad, como consecuencia de la innovación tecnológica.

Colocados en este punto un nuevo problema se avizora ¿A qué debe acceder primero, la modernización o la modernidad? Bajo la propuesta de Amartya Sen, desatacado economista de la India, creemos que es necesario primero potencializar al hombre, es decir logar la modernidad.

“Ninguna identidad cultural ha surgido de la nada y siempre es el desenlace de una combinación dinámica de experiencias diferentes sensibilidades, hechos históricos, éticos, estéticos que se suman y mezclan para hacer posible la expresión relativamente coherente de un grupo, de una sociedad, de una nacionalidad, en un momento del tiempo, en una época, y que continua inexorablemente transformándose y recibiendo otras influencias”[xi]

Debemos tener mucho cuidado en tratar de no mantener una identidad regional inamovible y eterna, si esto fuera así, estaríamos condenados al retraso y la desaparición en un mundo dinámico y cambiante.

Lic. Florentino Arpa Calachua

[i] Flores Olea, Víctor. Crítica de la globalidad. Fondo de cultura económica. México 1999. v.p. 415
[ii] Idem. v.p. 416
[iii] Panty Neyra, Oscar. Enfoque Liberal en  la Historiografía del  Extremo Sur  Peruano.   Ediciones  Tercer Milenio. Editorial e Imprenta “Educa” Tacna 2005. v.p. 97
[iv] Tamayo Herrera, José. Historia social e indigenismo en el altiplano. Ediciones treintitrés. Lima 1982. v.p. 45 - 46
[v] Carles García (2002), “Patrimonio etnológico, cultura y memoria”, www.rural-europe.aeidl
[vi] Basadre, Jorge. Perú, Problemas y  Posibilidades, algunas reconsideraciones 47 años después. v.p. 325
[vii] Yepes del Castillo, Ernesto. Memoria  y  Destino del Perú. Jorge Basadre. Textos Esenciales.. Fondo Editorial del Congreso  de  la República del  Perú. Lima 2003. v.p. 259
[viii] Flores Olea, Víctor. Op. Cit. v.p. 417
[ix] ibidem
[x] Ibidem
[xi] ibidem

domingo, 17 de abril de 2011

LA MENTALIDAD HISPANOAMERICANA EN EL MOVIMIENTO JUNTISTA


 La historia de las mentalidades conserva un gran atractivo para el investigador, a quien le plantea el reto y le ofrece la posibilidad de escudriñar los modos de pensar, de sentir, de imaginar y de actuar de los hombres, el sujeto de la historia, en un sugestivo esfuerzo interdisciplinar.” [i]

Para comprender la historia de las mentalidades es necesario analizar cinco componentes en la mentalidad: lo racional, lo emotivo, lo imaginario, lo inconsciente y la conducta. Lo racional se relaciona con la historia cultural e intelectual, de las ideas y de la filosofía; lo emotivo con los sentimientos y  la sensibilidad, adelantando y animando temas como el terror, la muerte y el sentimiento de seguridad; el imaginario con el conjunto de las representaciones mentales por medio de las cuales los hombres reconstruyen un mundo interior distanciado de la realidad material, que deviene así en realidad inventada; lo inconsciente referido a los  procesos mentales que actúan sobre la conducta y escapan a la conciencia las que contribuyen a descifrar hechos y problemas históricos cuya comprensión global resulta impermeable a un enfoque más tradicional; y finalmente la conducta, es decir, lo que el hombre hace y dice.
Se puede definir entonces a la mentalidad como la manera de pensar, de sentir, de imaginar y de actuar, lo que permite aproximarnos analíticamente a una realidad subjetiva que se presenta en ella, como una mezcla química de esos cuatro y aún de otros elementos simples, que constituye en suma un sistema mental.[ii]
Para analizar los acontecimientos ocurridos en Tacna antes y después de la rebelión de Zela es necesario tomar en cuenta los siguientes aspectos de la mentalidad hispanoamericana.

Lo racional
Las mentalidades americanas fueron inspiradas por el espíritu de los enciclopedistas de la revolución francesa y los filósofos de la burguesía inglesa, cada cual aportando propuestas que fueron recogidas por los grupos sociales americanos, eligiendo lo que más les interesaba para lograr sus objetivos de la clase social y grupo de poder económico al que representaban.
La guerra de la emancipación hispanoamericana y sobre todo en las colonias sureñas se realizó entre dos bandos: el primero lo conformaron el de los conservadores, que intentaron mantener el sistema colonial bajo el dominio español, este bando estaba conformado por la clase social de la nobleza, que integraba a comerciantes monopolistas y altos funcionarios; en este bando se  observa una escisión entre los tradicionalistas y los reformadores, los primeros tratando de mantener el “statu quo” y los segundos tratando de realizar algunos cambios al sistema imperante.[iii] Esta situación se observa en España y se traslada hacia América. El segundo bando lo conformaban los separatistas que intentaban desligarse del control español, este bando estaba conformado por los comerciantes locales, hacendados, funcionarios medios, criollos y la nobleza indígena, que integraban la naciente burguesía en América. Éste último no era un bando con ideas concretas y homogéneas, sino que se podía diferenciar a los siguientes grupos; los separatistas monárquicos, es decir, aquellos que buscaban desligarse de la corona española, pero mantener el sistema monárquico tal cual, estos eran conocidos como el ala derecha de la revolución; y de otro lado encontramos a los separatistas republicanos, que intentaban aplicar las ideas democráticas en América. Dependiendo de quienes asumieran el control de la “revolución americana” las tácticas, estrategias y relaciones internacionales se modificarían.
Vista desde otra perspectiva se puede decir que en realidad existían dos intereses de clases y cuatro intereses económicos.
Esta diversidad de pensamientos obedece a la crisis del sistema y a la nueva posibilidad de un gobierno democrático inspirado en las revoluciones liberales que prometían libertad, igualdad y fraternidad.

Lo emotivo
Las noticias que llegaban desde Europa sobre lo que ocurría con la monarquía y la invasión napoleónica se trasladaron por las autoridades y corporaciones de manera inmediata a la población, noticias que fueron empleados estratégicamente y con mucho cuidado para mantener controlados a la población y los grupos sediciosos.

Es importante señalar no solo los tiempos de la llegada de unas y otras noticias sino también la identidad de sus portadores y, en segundo lugar, la maniobrabilidad, es decir la forma en que estuvieron retenidas por las autoridades con la finalidad de ganar tiempo, como el caso del Virrey Abascal en el Perú”[iv]

Originada la invasión napoleónica a España y la abdicación a la corona por Fernando VII, se formó la Junta de Sevilla, entonces una situación de incertidumbre se apodero del virreinato ¿a quien obedecer? Todos reclamaban posesión del virreinato, sobre todo de las cajas de indias: la Junta de Sevilla, el gobierno de Napoleón y Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII, casada con Juan IV de Portugal que se encontraban exiliados en Brasil tras la invasión francesa a Portugal. La incertidumbre reinó en América y el sistema colonial reaccionó de una forma particular, en ocasiones visceralmente, frente a los cambios como es el caso de Abascal en el Perú.

El imaginario
Entre las situaciones que se vivían en América era lógico que se despertara una serie de apreciaciones que corresponden al imaginario colectivo sobre lo que podría pasar con el virreinato, si es que la situación continuaba presentándose de la misma forma, no todos entendían la situación de la misma manera y mucha información se tergiversaba.

“Y en medio de ello el poder que adquiría la “rumorología”, la cual  exageró, distorsionó y engrandeció los acontecimientos que llagaban narrados desde la península y que ahora se adaptaban a la realidad americana[v]

Uno de los hechos que llama la atención es la postura autonomista que toman los criollos, es decir considerarse en igualdad de condiciones que las provincias españolas, esto era algo que la monarquía jamás aceptaría, ya que las colonias estaban asignados a la corona como patrimonio real.
Esta postura hizo que los centros de poder americano (al igual que España) reconocieran la soberanía y legitimidad de Junta Central y procedieran a realizar elecciones para sus representantes, situación que no prosperaría debido a la disolución de la misma.
Este imaginario los llevó mas adelante a dejar sus actitudes fidelistas a la corona española y asumir el separatismo en un segundo momento.

Lo inconsciente
La fidelidad a la corona española legitimaba el poder del rey y no dejaba oportunidad para las rebeliones populares contra el sistema, que podían tomar matices étnicos y raciales, debido al descontento de las grandes mayorías: los indios, mestizos y negros. De ésta manera las autoridades lograron controlar un sistema en crisis.
La proclamación de la autonomía de las colonias tenía un arma de doble filo, por un lado permitía forjar una actitud política de independencia y por el otro otorgaba a las autoridades peninsulares la argumentación precisa para actuar militarmente y políticamente con legitimidad y acusar a las juntas de sediciosas, traidoras e independentistas. Este fue el punto de quiebre entre el autonomismo y el independentismo.

La conducta
La desinformación acrecentó la desconfianza de la población y ocasionó que cuestionaran el poder colonial, generando el movimiento juntista en América, que en una primera fase se mostraron fidelistas a Fernando VII, lo que señala entonces que el sistema colonial no era débil sino todo lo contrario, contaba con una fortaleza ideológica, política, religiosa, mental y jurídica, que se demostraba con el respeto a las autoridades e instituciones coloniales.

“Las juntas estaban encabezadas por virreyes, obispos, capitanes generales, a quienes se le sumaron ricos hacendados, comerciantes, eclesiásticos, profesionales liberales, tanto españoles como criollos.”[vi]

Esta claro que con el movimiento juntista no empieza la independencia de las colonias americanas, ésta se desarrollara posteriormente, cuando los criollos se dieron cuenta que su conquista  política de igualdad ante la Junta  Central fue una ilusión.
En síntesis se puede afirmar que la mentalidad hispanoamericana en el movimiento juntista estuvo marcada por una serie de hechos que motivaron reacciones y actitudes que desembocaron finalmente en el inicio del proceso de independencia de las colonias.
Queda como trabajo pendiente analizar estas circunstancias de la mentalidad peruana y tacneña para comprender a cabalidad los hechos históricos que se desarrollaron en 1811 y 1813 con Zela y Paillardelle respectivamente.

Lic. Florentino Arpa Calachua



[i]Barros, Carlos. Universidad de Santiago de Compostela. URL:
http://www.h-debate.com/cbarros/spanish/hm_historia_social.htm
[ii] Idem
[iii] Breña, Roberto. El primer  liberalismo español y la emancipación  de  América: Tradición  y  Reforma. Revista de  Estudios Políticos (Nueva  Época)  Nº 121. Julio – Setiembre 2003. URL: http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/3/REPNE_121_259.pdf
[iv] Manuel Churt. 1808 – 1810 “El Bienio trascendental. Reflexiones Prima de la Independencia Americana” en “Las independencias desde la  perspectiva de los actores  sociales” OEI. Lima 2009.          
[v] Idem
[vi] Idem

domingo, 6 de febrero de 2011

EL BICENTENARIO DE ZELA EN DEBATE


El año del bicentenario de la gesta libertaria de Zela ha interesado y continuará interesando a muchas personas, historiadores o no, que han realizado diferentes trabajos mediante la búsqueda de materiales nuevos para lograr un análisis concienzudo  y llegar a novedosas interpretaciones de este hecho significativo para el pueblo de Tacna.
De ésta manera la gesta libertaria de Zela dejará de ser poco documentado y encomiable al prócer, como lo  señala Seiner “La escasa información disponible para estudiar la rebelión de 1811 no permitía la inclusión de ningún volumen en dicha obra” (Seiner 2001: 58) señalando el documento “Conspiraciones y Rebeliones en el siglo XIX” en la colección documental de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la independencia de 1969. Señala además que “Junto a la documentación pudimos encontrar una nutrida bibliografía, destinada principalmente a encomiar al líder de la rebelión. En ella abundan autores aunque no existen propuestas de interpretación” (Seiner 2001: 59)
La intención de querer documentar he interpretar el hecho histórico de Zela del año 1811, no hace de estos historiadores críticos, antizelas o antiregionalistas, menos aun antipatriotas, lo que se quiere en realidad es conocer la verdad histórico con la objetividad que merece el hecho y dejar de lado la sensación de que fue tratado meramente con una intención política como señala Seiner “La historiografía estructurada al rededor de los eventos de 1811, mas allá de los ribetes propiamente académicos que requiere su análisis tuvo alcances marcadamente políticos” (Seiner 2002: 1263)
El problema sobre el asunto de Zela no se presenta en el hecho histórico en si, sino en el manejo que los historiadores hicieron del mismo, por eso es necesario señalar aquí las reflexiones de Topolsky sobre la objetividad y subjetividad de la historia tal como lo señala el historiado Oscar Panty “Por eso no basta decir que la posición social de uno afecta a los resultados de la investigación. Tenemos que averiguar si el investigador, como miembro de una clase concreta, está interesado en descubrir la verdad o en ocultarla” (J. Kpolsky 1983 citado en Panty 2010:114).
Uno de los documentos de análisis obligatorio para el estudio de Zela es la obra “Historia de la insurrecciones de Tacna por la independencia del Perú” de Rómulo Cúneo Vidal que ha tenido algunas observaciones en cuanto al manejo que ha realizado sobre documentación investigada, el propio Seiner señala que a Cúneo “puede achacársele el reproducir, en algunas ocasiones, los documentos en forma recortada” (Seiner 2002: 1254)
La misma observación se encuentra en el trabajo “La Gran Estafa a la Historia de Tacna” de Fredy Quispe Lima donde señala que el manifiesto de Zela fue fraguada en cuanto a su fecha, de 18  a 13 de junio de 1811; el lugar donde se redactó de Huaqui a la Paz; la especificidad en cuanto a un llamado de levantamiento general a América del Sur y no específicamente a Tacna; y la intencionalidad, que en realidad es la ruptura del armisticio y la declaratoria de guerra.
Lo cierto es que Zela nunca tuvo en sus manos este documento y por lo tanto no se leyó la memorable noche del 20 de junio.
¿Cúneo cometió un error en la transcripción, o el tratamiento de lo datos de este documento fue intencional?
La acuciosidad de este historiador es altamente reconocida, por lo tanto descartamos que sea un error, al parecer todo fue intencional, lo que nos lleva a señalar que un historiador es un agente social, y como tal obedece a determinadas condiciones sociales, así como lo señal Panty “Los hombres concretos con su acción social y sus condiciones materiales de vida se constituyen en el centro de toda explicación realista y objetiva. El hombre no solo como ser natural sujeto a los determinantes naturales, sino también como un ser social activo que produce y reproduce su vida social en determinadas condiciones materiales de existencia, vale decir un ser influido por un contexto de condiciones materiales, pero al mismo tiempo influyente sobre el mismo contexto” (Panty 2010: 116 - 117).
La versión histórica de Cúneo sobre Zela se puede analizar en función de dos elementos fundamentales para el historiador. La primera es el enfoque historiográfico de la época, que según Basadre se inscribía en la tradición que “(…) exhibieron la tendencia a dar colorido a la narración impregnándola de cierto lirismo subjetivo (…)” (Basadre 1983: citado por Seiner 2002: 1257)” desarrollando así el enfoque historiográfico de la época que propone la historia política y el culto a los héroes. La segunda es el contexto sociopolítico que le toco vivir antes y después de la década de 1920. Para Tacna y Arica estas épocas fueron cruciales y difíciles para la adaptación, debido al violento proceso de chilenización.
El interés que tuvo Cúneo al realizar este tipo de historiografía fue reforzar la imagen histórica de Tacna que permitiera dotar de una fuerte conciencia histórica a la población de Tacna.
Si este tratamiento de la historia, sobre todo en este hecho, está bien o no, queda en la valoración que cada persona pueda realizar.
Lo que no debemos olvidar es que ya no estamos en el mismo contexto sociopolítico para continuar manteniendo una “verdad histórica sagrada” que algunos historiadores pretenden imponer a la colectividad tacneña. De otro lado la historia ha dejado de ser una narración anecdótica y encomiable a los héroes para convertirse en una ciencia que pretende realizar un trabajo de análisis dinámico y útil para la sociedad.
“La polémica esta abierta. Hagamos historia”

Tacna, enero de 2011
Lic. Florentino Arpa  Calachua

Bibliografía

Guerra Margarita, Olguín Oswaldo y Gutiérrez César (2002)  Sobre el Perú: Homenaje a José de la Puente Candamo.  T. II  Lima. PUCP.
O`phelan Godoy Scarlet  (2001) La independencia del Perú. De los borbones a Bolívar. Lima. PUCP.
Panty Neyra, Oscar  (2010) Introducción a la filosofía y epistemología de la historia. Tacna. UNJBG.
Quispe Lima, Fredy (2010) La gran estafa a la historia de Tacna. Tacna. Editorial Carlitos.