domingo, 17 de abril de 2011

LA MENTALIDAD HISPANOAMERICANA EN EL MOVIMIENTO JUNTISTA


 La historia de las mentalidades conserva un gran atractivo para el investigador, a quien le plantea el reto y le ofrece la posibilidad de escudriñar los modos de pensar, de sentir, de imaginar y de actuar de los hombres, el sujeto de la historia, en un sugestivo esfuerzo interdisciplinar.” [i]

Para comprender la historia de las mentalidades es necesario analizar cinco componentes en la mentalidad: lo racional, lo emotivo, lo imaginario, lo inconsciente y la conducta. Lo racional se relaciona con la historia cultural e intelectual, de las ideas y de la filosofía; lo emotivo con los sentimientos y  la sensibilidad, adelantando y animando temas como el terror, la muerte y el sentimiento de seguridad; el imaginario con el conjunto de las representaciones mentales por medio de las cuales los hombres reconstruyen un mundo interior distanciado de la realidad material, que deviene así en realidad inventada; lo inconsciente referido a los  procesos mentales que actúan sobre la conducta y escapan a la conciencia las que contribuyen a descifrar hechos y problemas históricos cuya comprensión global resulta impermeable a un enfoque más tradicional; y finalmente la conducta, es decir, lo que el hombre hace y dice.
Se puede definir entonces a la mentalidad como la manera de pensar, de sentir, de imaginar y de actuar, lo que permite aproximarnos analíticamente a una realidad subjetiva que se presenta en ella, como una mezcla química de esos cuatro y aún de otros elementos simples, que constituye en suma un sistema mental.[ii]
Para analizar los acontecimientos ocurridos en Tacna antes y después de la rebelión de Zela es necesario tomar en cuenta los siguientes aspectos de la mentalidad hispanoamericana.

Lo racional
Las mentalidades americanas fueron inspiradas por el espíritu de los enciclopedistas de la revolución francesa y los filósofos de la burguesía inglesa, cada cual aportando propuestas que fueron recogidas por los grupos sociales americanos, eligiendo lo que más les interesaba para lograr sus objetivos de la clase social y grupo de poder económico al que representaban.
La guerra de la emancipación hispanoamericana y sobre todo en las colonias sureñas se realizó entre dos bandos: el primero lo conformaron el de los conservadores, que intentaron mantener el sistema colonial bajo el dominio español, este bando estaba conformado por la clase social de la nobleza, que integraba a comerciantes monopolistas y altos funcionarios; en este bando se  observa una escisión entre los tradicionalistas y los reformadores, los primeros tratando de mantener el “statu quo” y los segundos tratando de realizar algunos cambios al sistema imperante.[iii] Esta situación se observa en España y se traslada hacia América. El segundo bando lo conformaban los separatistas que intentaban desligarse del control español, este bando estaba conformado por los comerciantes locales, hacendados, funcionarios medios, criollos y la nobleza indígena, que integraban la naciente burguesía en América. Éste último no era un bando con ideas concretas y homogéneas, sino que se podía diferenciar a los siguientes grupos; los separatistas monárquicos, es decir, aquellos que buscaban desligarse de la corona española, pero mantener el sistema monárquico tal cual, estos eran conocidos como el ala derecha de la revolución; y de otro lado encontramos a los separatistas republicanos, que intentaban aplicar las ideas democráticas en América. Dependiendo de quienes asumieran el control de la “revolución americana” las tácticas, estrategias y relaciones internacionales se modificarían.
Vista desde otra perspectiva se puede decir que en realidad existían dos intereses de clases y cuatro intereses económicos.
Esta diversidad de pensamientos obedece a la crisis del sistema y a la nueva posibilidad de un gobierno democrático inspirado en las revoluciones liberales que prometían libertad, igualdad y fraternidad.

Lo emotivo
Las noticias que llegaban desde Europa sobre lo que ocurría con la monarquía y la invasión napoleónica se trasladaron por las autoridades y corporaciones de manera inmediata a la población, noticias que fueron empleados estratégicamente y con mucho cuidado para mantener controlados a la población y los grupos sediciosos.

Es importante señalar no solo los tiempos de la llegada de unas y otras noticias sino también la identidad de sus portadores y, en segundo lugar, la maniobrabilidad, es decir la forma en que estuvieron retenidas por las autoridades con la finalidad de ganar tiempo, como el caso del Virrey Abascal en el Perú”[iv]

Originada la invasión napoleónica a España y la abdicación a la corona por Fernando VII, se formó la Junta de Sevilla, entonces una situación de incertidumbre se apodero del virreinato ¿a quien obedecer? Todos reclamaban posesión del virreinato, sobre todo de las cajas de indias: la Junta de Sevilla, el gobierno de Napoleón y Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII, casada con Juan IV de Portugal que se encontraban exiliados en Brasil tras la invasión francesa a Portugal. La incertidumbre reinó en América y el sistema colonial reaccionó de una forma particular, en ocasiones visceralmente, frente a los cambios como es el caso de Abascal en el Perú.

El imaginario
Entre las situaciones que se vivían en América era lógico que se despertara una serie de apreciaciones que corresponden al imaginario colectivo sobre lo que podría pasar con el virreinato, si es que la situación continuaba presentándose de la misma forma, no todos entendían la situación de la misma manera y mucha información se tergiversaba.

“Y en medio de ello el poder que adquiría la “rumorología”, la cual  exageró, distorsionó y engrandeció los acontecimientos que llagaban narrados desde la península y que ahora se adaptaban a la realidad americana[v]

Uno de los hechos que llama la atención es la postura autonomista que toman los criollos, es decir considerarse en igualdad de condiciones que las provincias españolas, esto era algo que la monarquía jamás aceptaría, ya que las colonias estaban asignados a la corona como patrimonio real.
Esta postura hizo que los centros de poder americano (al igual que España) reconocieran la soberanía y legitimidad de Junta Central y procedieran a realizar elecciones para sus representantes, situación que no prosperaría debido a la disolución de la misma.
Este imaginario los llevó mas adelante a dejar sus actitudes fidelistas a la corona española y asumir el separatismo en un segundo momento.

Lo inconsciente
La fidelidad a la corona española legitimaba el poder del rey y no dejaba oportunidad para las rebeliones populares contra el sistema, que podían tomar matices étnicos y raciales, debido al descontento de las grandes mayorías: los indios, mestizos y negros. De ésta manera las autoridades lograron controlar un sistema en crisis.
La proclamación de la autonomía de las colonias tenía un arma de doble filo, por un lado permitía forjar una actitud política de independencia y por el otro otorgaba a las autoridades peninsulares la argumentación precisa para actuar militarmente y políticamente con legitimidad y acusar a las juntas de sediciosas, traidoras e independentistas. Este fue el punto de quiebre entre el autonomismo y el independentismo.

La conducta
La desinformación acrecentó la desconfianza de la población y ocasionó que cuestionaran el poder colonial, generando el movimiento juntista en América, que en una primera fase se mostraron fidelistas a Fernando VII, lo que señala entonces que el sistema colonial no era débil sino todo lo contrario, contaba con una fortaleza ideológica, política, religiosa, mental y jurídica, que se demostraba con el respeto a las autoridades e instituciones coloniales.

“Las juntas estaban encabezadas por virreyes, obispos, capitanes generales, a quienes se le sumaron ricos hacendados, comerciantes, eclesiásticos, profesionales liberales, tanto españoles como criollos.”[vi]

Esta claro que con el movimiento juntista no empieza la independencia de las colonias americanas, ésta se desarrollara posteriormente, cuando los criollos se dieron cuenta que su conquista  política de igualdad ante la Junta  Central fue una ilusión.
En síntesis se puede afirmar que la mentalidad hispanoamericana en el movimiento juntista estuvo marcada por una serie de hechos que motivaron reacciones y actitudes que desembocaron finalmente en el inicio del proceso de independencia de las colonias.
Queda como trabajo pendiente analizar estas circunstancias de la mentalidad peruana y tacneña para comprender a cabalidad los hechos históricos que se desarrollaron en 1811 y 1813 con Zela y Paillardelle respectivamente.

Lic. Florentino Arpa Calachua



[i]Barros, Carlos. Universidad de Santiago de Compostela. URL:
http://www.h-debate.com/cbarros/spanish/hm_historia_social.htm
[ii] Idem
[iii] Breña, Roberto. El primer  liberalismo español y la emancipación  de  América: Tradición  y  Reforma. Revista de  Estudios Políticos (Nueva  Época)  Nº 121. Julio – Setiembre 2003. URL: http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/3/REPNE_121_259.pdf
[iv] Manuel Churt. 1808 – 1810 “El Bienio trascendental. Reflexiones Prima de la Independencia Americana” en “Las independencias desde la  perspectiva de los actores  sociales” OEI. Lima 2009.          
[v] Idem
[vi] Idem

domingo, 6 de febrero de 2011

EL BICENTENARIO DE ZELA EN DEBATE


El año del bicentenario de la gesta libertaria de Zela ha interesado y continuará interesando a muchas personas, historiadores o no, que han realizado diferentes trabajos mediante la búsqueda de materiales nuevos para lograr un análisis concienzudo  y llegar a novedosas interpretaciones de este hecho significativo para el pueblo de Tacna.
De ésta manera la gesta libertaria de Zela dejará de ser poco documentado y encomiable al prócer, como lo  señala Seiner “La escasa información disponible para estudiar la rebelión de 1811 no permitía la inclusión de ningún volumen en dicha obra” (Seiner 2001: 58) señalando el documento “Conspiraciones y Rebeliones en el siglo XIX” en la colección documental de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la independencia de 1969. Señala además que “Junto a la documentación pudimos encontrar una nutrida bibliografía, destinada principalmente a encomiar al líder de la rebelión. En ella abundan autores aunque no existen propuestas de interpretación” (Seiner 2001: 59)
La intención de querer documentar he interpretar el hecho histórico de Zela del año 1811, no hace de estos historiadores críticos, antizelas o antiregionalistas, menos aun antipatriotas, lo que se quiere en realidad es conocer la verdad histórico con la objetividad que merece el hecho y dejar de lado la sensación de que fue tratado meramente con una intención política como señala Seiner “La historiografía estructurada al rededor de los eventos de 1811, mas allá de los ribetes propiamente académicos que requiere su análisis tuvo alcances marcadamente políticos” (Seiner 2002: 1263)
El problema sobre el asunto de Zela no se presenta en el hecho histórico en si, sino en el manejo que los historiadores hicieron del mismo, por eso es necesario señalar aquí las reflexiones de Topolsky sobre la objetividad y subjetividad de la historia tal como lo señala el historiado Oscar Panty “Por eso no basta decir que la posición social de uno afecta a los resultados de la investigación. Tenemos que averiguar si el investigador, como miembro de una clase concreta, está interesado en descubrir la verdad o en ocultarla” (J. Kpolsky 1983 citado en Panty 2010:114).
Uno de los documentos de análisis obligatorio para el estudio de Zela es la obra “Historia de la insurrecciones de Tacna por la independencia del Perú” de Rómulo Cúneo Vidal que ha tenido algunas observaciones en cuanto al manejo que ha realizado sobre documentación investigada, el propio Seiner señala que a Cúneo “puede achacársele el reproducir, en algunas ocasiones, los documentos en forma recortada” (Seiner 2002: 1254)
La misma observación se encuentra en el trabajo “La Gran Estafa a la Historia de Tacna” de Fredy Quispe Lima donde señala que el manifiesto de Zela fue fraguada en cuanto a su fecha, de 18  a 13 de junio de 1811; el lugar donde se redactó de Huaqui a la Paz; la especificidad en cuanto a un llamado de levantamiento general a América del Sur y no específicamente a Tacna; y la intencionalidad, que en realidad es la ruptura del armisticio y la declaratoria de guerra.
Lo cierto es que Zela nunca tuvo en sus manos este documento y por lo tanto no se leyó la memorable noche del 20 de junio.
¿Cúneo cometió un error en la transcripción, o el tratamiento de lo datos de este documento fue intencional?
La acuciosidad de este historiador es altamente reconocida, por lo tanto descartamos que sea un error, al parecer todo fue intencional, lo que nos lleva a señalar que un historiador es un agente social, y como tal obedece a determinadas condiciones sociales, así como lo señal Panty “Los hombres concretos con su acción social y sus condiciones materiales de vida se constituyen en el centro de toda explicación realista y objetiva. El hombre no solo como ser natural sujeto a los determinantes naturales, sino también como un ser social activo que produce y reproduce su vida social en determinadas condiciones materiales de existencia, vale decir un ser influido por un contexto de condiciones materiales, pero al mismo tiempo influyente sobre el mismo contexto” (Panty 2010: 116 - 117).
La versión histórica de Cúneo sobre Zela se puede analizar en función de dos elementos fundamentales para el historiador. La primera es el enfoque historiográfico de la época, que según Basadre se inscribía en la tradición que “(…) exhibieron la tendencia a dar colorido a la narración impregnándola de cierto lirismo subjetivo (…)” (Basadre 1983: citado por Seiner 2002: 1257)” desarrollando así el enfoque historiográfico de la época que propone la historia política y el culto a los héroes. La segunda es el contexto sociopolítico que le toco vivir antes y después de la década de 1920. Para Tacna y Arica estas épocas fueron cruciales y difíciles para la adaptación, debido al violento proceso de chilenización.
El interés que tuvo Cúneo al realizar este tipo de historiografía fue reforzar la imagen histórica de Tacna que permitiera dotar de una fuerte conciencia histórica a la población de Tacna.
Si este tratamiento de la historia, sobre todo en este hecho, está bien o no, queda en la valoración que cada persona pueda realizar.
Lo que no debemos olvidar es que ya no estamos en el mismo contexto sociopolítico para continuar manteniendo una “verdad histórica sagrada” que algunos historiadores pretenden imponer a la colectividad tacneña. De otro lado la historia ha dejado de ser una narración anecdótica y encomiable a los héroes para convertirse en una ciencia que pretende realizar un trabajo de análisis dinámico y útil para la sociedad.
“La polémica esta abierta. Hagamos historia”

Tacna, enero de 2011
Lic. Florentino Arpa  Calachua

Bibliografía

Guerra Margarita, Olguín Oswaldo y Gutiérrez César (2002)  Sobre el Perú: Homenaje a José de la Puente Candamo.  T. II  Lima. PUCP.
O`phelan Godoy Scarlet  (2001) La independencia del Perú. De los borbones a Bolívar. Lima. PUCP.
Panty Neyra, Oscar  (2010) Introducción a la filosofía y epistemología de la historia. Tacna. UNJBG.
Quispe Lima, Fredy (2010) La gran estafa a la historia de Tacna. Tacna. Editorial Carlitos.

domingo, 30 de enero de 2011

APUNTES SOBRE ZELA EN EL PROCESO DE EMANCIPACÍON


A pocos meses de conmemorarse el bicentenario de la gesta libertaria de Francisco Antonio de Zela y Arizaga o Francisco Solano como corrige Rómulo Cúneo Vidal (20 de junio de 1811), es necesario reflexionar sobre algunos asuntos históricos respecto a las características del proceso de emancipación desarrolladas en la parte sur de América, las cuales fueron diferentes a las conocidas en América sajona y en Europa, ya que las realidades geográfica, económicas, políticas y sociales fueron marcadamente diferentes.
Es necesario señalar que a la gesta de Zela no podemos darle la categoría de movimientos revolucionario, ya que en esta primera etapa del movimiento criollo de liberación nacional (MCLN) no se intentaba cambiar un sistema por otro, sino simplemente controlar el poder político. La gesta puede ser denominada como rebelión contra los abusos de la autoridad española. Una denominación precisa es la de pre-revolucionaria, por esta razón en la historia universal es reconocida como movimiento precursor de la independencia americana. Mucho se ha especulado sobre los motivos y tiempos de duración del proceso de emancipación, y los motivos por los cuales jamás llegaría la ayuda esperada por Zela; en este punto es necesario señalar el aspecto geográfico donde se desarrollaron los hechos, comparándolos con otros espacios. Para Norteamérica[1] y Europa, el medio geográfico resulta de fácil acceso a los ejércitos y las milicias, haciendo, en este caso, victorioso al poseedor de estrategia militar y tecnología bélica. En el caso de Sudamérica el proceso de emancipación se hace doblemente arduo, por la difícil geografía generada por la cordillera de los Andes, que actualmente hace difícil la interconexión de los pueblos en el interior del país y de otro otra parte nos hace poseedores de una diversidad climática envidiable en el mundo; aquella cordillera que otrora representó para el  ejército y las montoneras, obstáculo constantes que supieron salvar con éxito, jugaron un rol importante en el tiempo de duración del proceso de independencia. En el caso de la gesta de Zela no permitieron una comunicación eficaz y el retraso de la ayuda prometida. En síntesis la resistencia al medio geográfico hostil y las estrategias de sobrevivencia y comunicación fueron aspectos importantes para el triunfo de la guerra de la independencia.
En referencia al tipo de pensamiento o mentalidades que motivaron los levantamientos por la independencia, se ha señalado marcadamente que el pensamiento liberal estaba presente en Zela como parte de su filosofía, sin embargo es necesario hacer notar algunas diferencias. En Europa y América sajona la revolución fue inspirada en ideales liberales, primero del liberalismo político – filosófico que criticaba duramente al sistema feudal, y posteriormente del liberalismo económico que fue originado por la revolución industrial (1750) y sustentado por Adam Smith en 1776, que defendía un sistema de libre comercio frente al monopolismo del sistema feudal, lo que finalmente llevaría a un cambio del sistema feudal por un sistema republicano democrático. En Sudamérica el proceso de emancipación no pretendía echarse abajo el sistema feudal, sino, buscaba una administración eficiente dentro del sistema imperante, es decir, el sistema feudal. Este aspecto puede observarse a lo largo del movimiento de liberación criollo que se diferencia sustancialmente del movimiento de liberación indígena, porque ésta, pretendía la reestructuración del sistema inca en beneficio de las grandes mayorías oprimidas por el sistema colonial. En el caso de Zela se ajusta a la primera idea ya que en el “bando” de guerra, que se dio a conocer el 21 de junio, se puede señalar que el levantamiento es contra las invasiones napoleónicas y la fidelidad de los nobles peninsulares a los franceses; y el hecho de quebrantar, por parte de Goyeneche, el armisticio firmado con Castelli en Guaqui. En otras palabras Zela no buscaba eliminar el sistema feudal, sino luchaba por otros motivos.
Otro aspecto que se debe reflexionar es sobre el liderazgo de los levantamientos, es decir que clase social fue realmente la que lideró el proceso de emancipación. En América sajona la revolución fue conducida por la burguesía comercial progresista que intentaba romper con el monopolio comercial impuesto por la corona Inglesa y en Europa la burguesía insurgió decretando la caída del “viejo régimen”, reclamando sus derechos políticos al gobierno monárquico. En América no fue conducida por la burguesía comercial. Esto se explica porque en Sudamérica el sistema económico toma un carácter especial, para el historiador Agustín Barcelli las colonias tomaron una carácter de “formación feudal – esclavista - colonial”[2] en sus primeros momentos, que corresponde a la etapa virreynal o colonial entre los años de 1542 hasta los inicios del proceso de emancipación en 1780; posteriormente avanzará a un “proceso de transición hacia el capitalismo embrionario dependiente de la metrópoli” como lo señala Luís Vitale[3], esta etapa correspondería al período de la emancipación entre los años de 1780 hasta la independencia en 1824. La complicada composición social de las colonias hispanoamericanas tenía, inicialmente, como clase dominante a la nobleza peninsular que paulatinamente terminará en un descrédito, por los malos manejos administrativos y la venta de títulos nobiliarios al mejor postor. Esta clase será reemplazada por otra clase “interesada exclusivamente en la producción y exportación de metales preciosos y productos agropecuarios para el mercado mundial”[4]. En este caso la clase criolla dominante adopta ideas diferentes a los liberales europeos y norteamericanos, con la finalidad de luchar contra la opresión española y no para destruir un sistema que atentaba contra sus intereses de clase.
La ideología liberal fue utilizada por los criollos de acuerdo a sus necesidades, una ideología que no se entendía del todo y que se mezclaba con nacionalismos y etnicismos, haciendo de este pensamiento un “liberalismo hibrido” en Sudamérica.
La ideología liberal fue adoptada de manera formal y parcial y no de manera real y total, puesto que lograda la independencia no se realizaron los cambios programáticos fundamentales, como la reforma agraria, la industrialización y la creación de un mercado interno, por ello Pablo Macera afirmará que “una reducida élite de criollos juraron la república sin abjurar de la conquista[5].
Por esta razón las estructuras económicas, políticas y sociales permanecen intactas, después de la independencia. Las gestas libertarias iniciadas en 1810 por la clase criolla dominante, y dentro de las cuales se encuentra la gesta de Zela no se encontraban preparadas para realizar los cambios de una verdadera revolución liberal, los intereses inmediatos y particulares fueron los motivos adoptados. Con esto, solo se lograba romper la dependencia de la metrópoli para controlar el aparto del Estado y pasar el control a manos de exportadores de materias primas hasta la actualidad.
Finalmente podemos reflexionar sobre los motivos por los cuales la incipiente burguesía colonial no logró visionar, de manera concreta, una revolución social, sino simplemente una reforma monárquica autonomista. Este hecho se debe a que cronológicamente nos encontramos en una época histórica de transición, entre la etapa final del antiguo sistema y el surgimiento del nuevo sistema, determinada por una doble atracción: permanecer con un sistema que funciona para la clase dirigente o cambiarlo todo por un sistema novedoso con enorme potencial y que además era inédito en España. Fue esta la disyuntiva que se vivía tanto en Europa como en Sudamérica. La desorientación embarga en general a todos.
Nos queda como corolario reflexionar sobre el motivo por el cual la gesta de Zela no fue exitosa y hemos encontrado algunas respuestas tentativas: Vitale nos señala la traición por parte de los seguidores de Zela; Cúneo nos señala la falta de apoyo del ejército argentino; y nosotros consideramos que esas no son las causas, sino las consecuencias de una causa que hasta hoy se encuentran en el interior del hombre peruano.
La búsqueda ideológica de un Estado eficiente sumado al desarrollo material como país progresista se vio seriamente afectado por la falta de un elemento espiritual: la necesidad de un ideal.
La falta de un ideal concreto, de las grandes mayorías, es la razón que ha llevado (y nos lleva) a que se produzcan las traiciones, las huidas y las rendiciones a lo largo de toda la historia peruana. El compromiso con un ideal concreto (no diseñado hasta la actualidad) debe partir de las clases dirigentes integrado en un proyecto único y empezar a trabajar para “vender” a las grandes mayorías “la promesa de una vida futura”, que se vea concretado trabajando proyectos de corto plazo, articulados con proyectos de mediano plazo, hasta lograr el gran proyecto nacional de una sociedad democrática en toda la extensión de la palabra.
Para terminar, es necesario entender que el quehacer histórico tiene que sustentarse en un análisis interdisciplinario que permita conocer la verdad histórica, permitiendo desarrollar una autentica reflexión histórica en la búsqueda de un presente promisorio y un futuro de bienestar, por esta razón hemos intentado esbozar algunas ideas que deberán ser tomadas como punto de inicio para investigaciones futuras.

Tacna, abril de 2010
Lic. Florentino Arpa Calachua


[1] Jorge Basadre señala la diferencia  geográfica  que  intervino  en  la independencia  de América (del norte  y  del sur) de la siguiente  manera: “Las colonias inglesas más  pequeñas y  geográficamente más unidas no tuvieron las  altas cordilleras. Los  esparcidos  desiertos y la  inmensa  selva como barrera y  obstáculo”.  Yepes del Castillo. “Memoria  y  Destino del Perú”. Jorge Basadre. Textos Esenciales. Fondo Editorial del Congreso  de  la República del Perú. Lima 2003. p. 201.
[2].Barcelli, Agustín, Breve Historia Económica-Social del Perú. Parte II. De la economía autónoma a la dependencia colonial Española. Editorial Jatun Runa Lima, 1982
[3] Vitale, Luís, Historia Social Comparada de los pueblos de América Latina, Tomo I: Pueblos Originarios y Colonia. Editado por Instituto de Investigación de Movimientos Sociales "Pedro Vuskovic" y por Talleres de Impresos Atalí Chile, 1997.
[4] Vitale, Luís, Historia Social Comparada de los pueblos de América Latina, Tomo II: Independencia y formación social republicana. Siglo XIX. Editado por Instituto de Investigación de Movimientos Sociales "Pedro Vuskovic" y por Talleres de Impresos Atalí Chile, 1997. p. 48
[5]Panty Neyra, Oscar. Nueva Historia General de Tacna. Tomo I. Del Arcaico a los inicios de la República. Instituto de Estudios Sociales del Perú. Gobierno Regional de Tacna. Tacna 2007. p. 157